jueves, 14 de marzo de 2024

ROMANCE DE TIEMPOS VIEJOS

 Al tranquito de los güeyes

sin mucho apuro, cansada,

pasó la vieja carreta

tan servicial y tan gaucha;

supo de cualquier servicio

y cualquier tipo de cargas:

cereales, madera, vino,

tinajas, morteros, lana,

cuerambre, plumas, giñebra

y pa’ las milicias, armas;

tercios de yerba, indumentos

tejidos, de poncho y fajas

-de los yamao ‘arribeños’

de vicuña y güena alpaca-;

sombreros, merinos, botas,

bolsas de sal tan preciada,

y del Tucumán, azúcar

que hasta el indio la’preciaba.

Y uno no debe olvidarse

que también entre sus cargas

hizo del transporte humano

servicio en sus largas marchas.

 

Ya lo han dicho con güen tino

que’ra ‘como un rancho que anda’,

y unque vetusta y sufrida

construida tosca y juertaza,

eya apuntaló el progreso

abriendo güeyas y trazas

para que nazcan caminos

que cuando eya jue, no estaban.

          ....................

Dicen que’n el Tucumán

de antiguo se fabricaban,

toldada en cueros vacunos

y con paredes de caña;

otras, como el propio rancho

jueron de paré quinchada,

unque también de maderas

sus laterales se alzaban.

                                     

Y ayí estaba el carretero

tranquiando junto a las yuntas

con la picana en la mano

que no usaba casi nunca,

siempre más vale una voz:

“¡Juerza güey!”, “¡Vamos ‘Trifulca’!”

“¡No me aflueje “Overo” viejo!”

“¡’Remiendo’… juerza en la lucha!”

Y si el trajín era largo,

cuando el cansancio se acusa

iba en el banquito’el pértigo

ande uncía la primer yunta;

denó, en la propia carreta

junto al ‘buche’ se arrebuja.

Y en la argoya del limón,

atrás, si el sitio le busca,

cabrestiando mansejón

pero liberal se acusa,

va el siyero del patrón,

…o el petizo que bien usa

el boyero cuando yeva

la boyada taciturna

al descanso y pastoreo

pues bien merecen que luzcan

prolijos y acomodao’,

fortachos, pa’ lo que ocurra.

 

            ………..

 

El tirón de una jornada

andando sin contratiempos

era hacer unas tres leguas

al tranco cansino y lerdo;

de ser camino bien yano

de aguadas de trecho en trecho

por ahí… las legua’eran cinco

y eso era mucho… por cierto!!

Por eso, ¡¡qué viajes eran

dir, saliendo dende’l puerto,

a Cuyo, a Salta o Corrientes!!

andando meses enteros.

 

Vi pasar a la carreta

y me trajo estos ricuerdos.

Mucho se ignora sin duda

de lo que jue’l pasao nuestro

con carreteros sin nombre

a los que hoy cubre’l silencio,

y aqueyos güeyes sufridos

que tanto ejuerzos hicieron.

Porque de’se humilde modo,

sin querer y sin saberlo,

eyos hicieron la Patria

y en la tierra lo escribieron.

                               (14/03/2024)

 

Versos de Carlos Raúl Risso

viernes, 9 de febrero de 2024

DANDO GÜELTA LA PISADA

 A la memoria de un anónimo

Silvio López, de la Magdalena

 

Me apuntó Ña Micaela

la cocinera ·El Rosario”:

“No sufra más el calvario

que le da el dolor de muela,

váyasé ya, sin agüela,

al tambo en  que’stá Don Silvio”.

Ensiyé y busqué’l ausilio

de’se paisano cayao

que anda siempre algo apartao,

pero cura y trái alivio.

 

Lo hayé hachando unas astiyas

pa’ tener cerca ‘el fogón.

Me dijo: “-Apeesé Zenón

y ate a la sombra el que’nsiya”.

Lo saludé, y una siya

me ofertó pa’comodarme,

no había yegao a sentarme

cuando me alertó: “-Sabía

que un día de’estos vendría

dolorido, a visitarme”.

 

De una pieza me quedé

cuando escuché’se relato

y como es hombre sensato

nadita le pregunté.

“-Qué le anda pasando a usté?

inquirió ensiyando el mate.

Medio me agarró un parate

y le conté: es una muela

que m’hinca como una espuela

con dolor juerte que late.

 

Ser acercó y del lao dolido

tres cruces echó en mi cara

con el pulgar, que pasara

suave como en un volido;

medio un rezo bendecido

murmuraba para sí,

luego: “-Salgamos de aquí”

dijo, y salió muy formal

en direción al corral

del tambo, y yo lo seguí.

 

Adentro tranquió algo tioco

y del almbre’n la costa,

buscó ande’staba la bosta

oriada unque sea un poco,

ayí se agachó -evoco-

y buscó la parte seca,

m’hizo descalzar la chueca

del mesmo lao del dolor

y que áhi pise “por favor”,

me indicó sin una mueca.

 

Sacó la cabo amariyo

y recortó la pisada

que levantó, y mi mirada

esquivó en modo senciyo;

tranquió hacia unos durazniyos

mientras me decía atento:

“-Güelva pa’ mis aposento’

y siga cebando el mate”.

Yo, como en un sosegate

cumplí su orden, cachaciento.

 

Al rato, como tal cosa

regresó sin aspaviento

y me anotició de intento

como la estraña a su esposa,

que con su hija -buena moza-

se han retirao del lugar

y pa’ que pueda estudiar

la muchacha, al pueblo han ido,

y a él se le hace muy sufrido

estar solo, y trabajar.

 

Después de un rato ‘e conversa

me despedí agradecido,

con la muela en el olvido

sin dolor que me retuerza.

Días después, sin hacer juerza

la muela en dos se partió,

cada pedazo salió

con sangre’n dos escupidas…

Y hoy tengo entre mis vividas

que Don Silvio...  me curó.

                                   (08/02/2024)

domingo, 21 de enero de 2024

¡LA PUCHA... CARAY!

Esta mañana, al sentir los 72 sobre'l lomo, se me ocurrieron estos pareados. 


Hoy al levantarme tenía un año más.

¡La pucha! ¡Qué cosa! ¡Cha digo! ¡Caray!

 

Y áhi mirando el cielo: “‘toy viejo pensé”.

Los vi a mis mayores setentones pues.

 

Y vino a mi mente el asao con cuero

que pa’ sus setenta mandó hacer mi agüelo.

 

Y vi la sorpresa, del otro, en la cara:

Le cáimos de noche sin que sospechara.

 

Cruzamos el campo de a pie y sin baruyo,

Yevando vituayas y cariños muchos.

 

Y hoy, al recordarme la luz tempranera,

me dije de pronto: “la cuenta se’leva”.        

 

¿Y aura… cómo sigue la historia ‘e la vida…?

¿Escribiendo un verso… buscando una rima…?

 

Trenzando lisonjas tampoco me veo

porque solo aplaudo aqueyo en que creo.

 

Y si dende mozo transité’sa güeya

no es hora que cambie si mi luz no ceja.

 

¡Qué caray… chá digo!, los setenta y algo

me cáin de sorpresa y como d’encargo.

 

Más bien que sabía que se avecinaban

porque nunca dejan de ser una carga.

 

Hoy al levantarme tenía un año más.

¡La pucha! ¡Qué cosa! ¡Cha digo! ¡Caray!

                                                  (21/01/2024)

viernes, 19 de enero de 2024

PUESTERO'E COSTA

 Se me abalanzó ‘el manchao’

sin avisarme pa’ nada

y gracias a la charquiada

que no lo perdí al recao.

¿Sabrá Dios que lo a’sustao…?

animal tan obediente.

Díbamos pa’ la vertiente

por la picada’e los talas

y quizá a una ‘bicha’ mala

olfatió en un ridepente.

 

En un limpión más ayá

brotaba el agua limpita

y daba inicio áhi cerquita

al arroyuelo “El Chajá”;

cruza el campo de Oroná,

pasa por el de Almirón,

áhi se güelve cañadón

con uncal y durazniyo,

y agazapao y sin briyo

yeva al Plata su canción.

 

En la’rena de la playa

‘el manchao’ deja su güeya

que’l agua y la espuma aqueya

presurosa la soslaya.

A la distancia una raya

separa el cielo del río,

mirar es un desafío

ante l’amplitú elocuente

y uno, acaso, ni se siente…

tan pequeño ante lo umbrío.

 

Ya levanté los alambre’

del monte, sobre la costa,

pero… pa’l río no hay posta

ni ejuerzo que lo acalambre!;

las mareas en enjambre

lo maltratan con denuedo,

lo compongo cuando puedo

pero el agua a maltraer

lo azota y güelve a caer

y hay de púas un enriedo.

 

En campo’e costa, puestero,

hay que aprender a hamacarse           

y a esos bañao’ amoldarse

pa’ cumplir de’nero a enero.

Pero no todo es tan fiero

que hay albardones pastosos

ande’l vacuno, afanoso,

se’ngorda sin retaceo.

¡Si hasta’a mis pingos los veo

bien plantao’ y siempre brioso’!

                                   (19/01/2024)

 Versos de Carlos Raúl Risso

domingo, 14 de enero de 2024

FALTA POCO

     Le dije si me quería

y me respondió: “-No puedo”,

pero… por qué?, le insistí,

y cerró sus ojos negros;

medio que torció la cara

y endispués miró a lo lejos.

¿Hay otro mozo…?, indagué

y eya retorcía su pelo

agachando la mirada

como apampada y con miedo.

¿Qué le pasa…?, cuéntemé!

yo que la estimo, la entiendo.

“-Es que mi Tata no quiere

que me acoyare a un resero,

él prefiere, pa’ mi bien,

que busque un hombre del pueblo

pa’ que yo tenga otra vida

y un mañana placentero…”

¿Y usté qué piensa… que opina…?

“-¡Cómo me pregunta eso

o me ve facha de gringa…?

¡por Dios! nada de’so quiero!”

 

Mire moza, bien temprano,

mañana, de lo’e Balcedo

salgo po’atrás de una tropa

pa’ los ‘pagos azuleros’.

Carculo que’staré ausente

fácil, dos meses y medios,

¡echo la peya pa’ estar

pa’ las patronale’l pueblo!

 

Insístale usté a los suyos

pa’ estar al baile y los juegos.

Yo viá tener la tropiya

alistada en el potrero

de los corrale’e la Feria

ande’s encargao Moreno,

que’s como hermano conmigo

y él va a cuartiarme con eso.

Una matra bien doblada

y dos cueritos parejos

le servirán de aperito

sobre’l zaino lunarejo,

el mimoso’e la tropiya

de un andar como pa’ médico.

 

Un estanciero me ha dicho

que tiene vacido un puesto

por la Boca del Salao

campo quebrao, pero güeno

si se sabe pastoriar

la hacienda, con ojo atento.

 

Ya ve, pienso pa’ los dos.

Debe usté seguirme’l juego

que’stá tuito carculao,

que’ndispués… pasau un tiempo

se arreglará con sus tatas

seguro, este mal momento,

y más le digo, si tiene

pa’ presentarles un nieto…

Yo soy hombre de trabajo

y sabrán que la rispeto…


¡Ya ha de ser otra la historia

dentro’e dos meses y medio…!

                                         (01/03/2021)


Versos de Carlos Raúl Risso

miércoles, 10 de enero de 2024

ALZANDO EL GÜELO

 1

Ricuerdo, y d’esto hace tiempo

que’n un moro testeriya

a pisotiar la gramiya

con ansias de juventú,

me juí conchabao pa’l sú’

por detrás de mi tropiya.

2

Yo era un mocito sin barba

que’n la zona del “Zapata”

puesteriaba con mi “Tata”

un campo regularón…

pero… se’mpluma el alón

como pa’ volar agatas.

3

Por entonces cayó al puesto

de mi padre, un viejo amigo;

hace años de lo que digo

pero el ricuerdo me topa,

a’quel capataz de tropa

a que a mi güelo le dio abrigo.

4

El hombre andaba de paso,

descansando, yo diría,

ya que prontito salía

ni bien su patrón lo mande,

con un arreo de los grandes

pa’l pago de Olavarría.

5

Su nombre era Don Casiano,

su apelativo, Cardozo;

con mi “Tata” cuando mozos

en yunta solían andar,

pero la vida al marchar

toma rumbos misteriosos.

6

Dispués de años de no verse

rodó la taba ‘el destino,

y en una cruz del camino

los enyuntó nuevamente,

con dos vidas diferentes

y el pelaje blanquecino.

7

Mi padre había hecho familia

y era un rispetao puestero;

Don Casiano era soltero

-un hombre muy andador-

y por serio y cumplidor

era capataz resero.

8

Y ya mataban las horas

en derredor del fogón,

riyendo “de’sa” ucasión…

quedando serios por “otra”…

¡La vida a veces se apotra

y hace temblar el garrón!

9

O por áhi de recorrida

ya salían los dos temprano;

o ya andaban mano a mano

mazetiando algunos cueros,

o trenzando, con esmero

y habilidá de paisano.

10

Y un día cuando a comer

nos habíamo’ acomodao,

Don Casiano, priocupao,

comentó como de pasao:

“Me’ncuentro de hombres escaso

pa’l trabajo qu’he acetao”.

11

Yo abrí los orejas grande

vichando como al descuido,

y es que me habían sacudido

las palabras del resero,

…y me imaginé tropero

dando mi primer volido.

12

Y jué ansí que con rispeto

a mi padre al día siguiente,

priegunté si era prudente

me conchabara de pión…

le pedí la bendición

que’l me dio paisanamente.

13

Como midiendo el decir

deshojó algunos consejos:

que’l ser resero era ir lejos…

que había que andar bien montao…

que’l pingo es el gran aliao

y del güen crioyo: reflejo.

14

Me dijo que Don Cardozo

diba a ser un güen patrón.

Que’ra una linda ucasión

pa’ empezar a andar la vida…

Anque lo apenaba mi ida

porque’ra medio pichón.

15

“Pero… ¡la vida es ansí!

-me dijo- y pa’ mi consuelo

se que sabrás alzar güelo

y hacerle honor a tu nombre”.

Y ya la mano a lo hombre

me’strechó sin más recelo.

16

Yo pa’l trabajo del puesto

tenía de andar tres cabayos:

uno rosiyo, uno bayo

y un zainito colorao

que’l patrón me había osequiao

y era pa’ndar, sin desmayo.

17

Mi padre me dio un overo

y Don Cardozo, gauchazo,

me’mpriestó un lindo picazo

y una petiza alazana

-que’ra madrina baquiana-

como pa’ salir del paso.

18

¡Cha… qué gustazo, mi amigo!

me rebalzaba el orguyo.

Metía el cencerro baruyo

entre mis “cinco de andar”,

y viéndolos entablar

el pecho me hacía un murmuyo.

19

Aprovechando los días

que quedamos en el puesto,

Don Cardozo, bien dispuesto

me aconsejó en el entable,

y una tropiya acetable

jué mi capital modesto.

20

Ansina supe alzar güelo

y de’so… años han pasao!

Aura la cosa ha cambiao

porque’l destino lo quiso

y hoy soy yo quién da permiso

al hjijo que ya’ha emplumao.

21

Que te sirva lo qu’he dicho

a manera de consejos,

y anque te yegue de lejos

la palabra de tu agüelo,

hay que pisar firme’l suelo

como lo hizo aquel viejo.

22

Aura la cosa ha cambiao.

Se alambraron los potreros.

Las tropiyas, compañero.

son lujos de algún patrón…

yunta de andar tiene’l pión

que’s en verdá muy campero!

23

Por eso, pa’ tu consuelo,

a tu redomón gatiao

yo le’nyunto mi tostao

-que anque grande, tiene royos-

¡ya que usté apunta pa’ crioyo

quiero verlo bien plantao!

24

Vos te vas a conchabar

en la estancia’e los Contreras,

esa es gente muy campera

y no por ser ricachones,

desconocen que los piones

son gente como cualquiera.

25

Solo te pido una cosa

y como hijo no te asombre:

compórtate como un hombre

hasta en el trance más fiero,

¡pensá que sos un Lucero

y hacele honor a tu nombre!

26

Ansí es Romildo. Ya he dicho.

Sin hacer mucho regüelo

ponele a la vida anhelo

que hoy, mi ayer se me figura,

al ver con que compostura

aura estás “alzando el güelo”.   

                                (08/10/1981)

Versos de Carlos Raúl Risso