A Don José Tirado
Quiere’l trenzao de mi canto
Quiere’l trenzao de mi canto
volcarle un pial de cariño,
y sobre’l tiro me aliño
al abrigo de su manto,
porque usté que sabe tanto
de las costumbres camperas
me h’arrocinao endeveras
al fogón de su decir,
ese, que pa’ mi sentir
Mi
verso enciende candiles
que
le amojonan la güeya
y
hacen briyar más la estreya
de
sus sentidos viriles;
yeva
unos cuantos abriles
entropiyaos
con anhelo,
que
hacen que’l yamarlo agüelo
sea
una espresión sin engaños,
porque’n
verdá son sus años
¡entable
de un solo pelo!
Retazo
de tradición;
bronce
vivo de una raza
que
se agranda mientras pasa
el
tiempo al tranco lerdón;
ansí
es usté en su fogón
con
su silencio projundo,
silencio
en el que me hundo
cuando
emprincipia un relato
¡porque
su voz es mandato
de
las raíces del mundo!
A
través de su presencia
me
topo con mis mayores,
y
revivo los albores
de
nuestra crioya esistencia.
Usté’s
palo que aquerencia
a
los que quieren lo crioyo,
palenque’n
el que me apoyo
con
tuita la juerza’el brazo,
porque
a su lao sé que al lazo
bien
tirao, ¡le sobra un royo!
No
es murmuyo’e tradición
lo
que mi verso le canta:
¡es
grito a flor de garganta
con
fundamento y razón!
¿De
homenaje…? Mi emoción
como
sentimiento humano
por
saberlo tan paisano,
sin
güelta de hoja… ¡derecho!
y
que al corazón del pecho
¡yeva
en el güeco’e la mano!
Carlos Raúl Risso
E.-
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