¡Amalaya!
Sin tropiya
me
ha dejao la suerte perra
pero
¡ni un malón me cierra
la
marcha pa’queya Viya!,
que
anque no es cosa senciya
si
hay que rumbiar, no me atoro;
bien
sé el aguante del “moro”
que
tiene tiemple de acero
y
bien sé, que’l “zaino overo”
sabrá
cumplir con decoro.
Me
ha’noticiao un paisano
que
ayá en la Viya’e Navarro
la
tierra se le hizo barro
a
mi aparcero Mariano.
¡Válgamé
Dios! ¿Qué crestiano
no
se acoquina ante’l susto?
pero
yo no encojo el busto
-que
no achico el pecho, digo-
y priocupao
po’el amigo
cáirle
pronto, será un gusto!
Me
han dicho que la memoria
la
tiene un tanto almariada
y
la zurda entabliyada
tiene
en forma provisoria;
pero
lo pior de la historia
es
que a un catre’njaretao
lo
tiene medio obligao
la
médica que lo atiende,
pero
qu’él, más bien no entiende
lo
que gana estando echao.
Por
eso que hacia “El Talar”
-que’s
la estancia del suceso-
habré
de rumbiar, confieso
sin
permitirme aflojar.
Y
anque’s largo el galopiar
que
a ese pago me separa,
tendré
la cuestión más clara
cuando
habiendo desmontao,
pueda
arrimarme a su lao
y
semblantiarle la cara.
La Plata, 21 de Agosto de 1995
Carlos Raúl Risso E.-
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